Nadie es perfecto, es verdad, tampoco en los Tribunales Eclesiásticos. Hoy he tenido una buena prueba de ello. El ordenador que no funciona, la secretaria que se pone nerviosa, el técnico que no viene, la abogada que se sube por las paredes, los testigos mirando el "panorama" incrédulos y yo conteniendo el enfado para no soltar gritos "a tutiplén".
Nadie es perfecto.
Éstas y otras limitaciones normales en cualquier familia, empresa, partido político, etc, se encuentran por igual en la Iglesia. Limitaciones técnicas, limitaciones económicas, limitaciones producto de nuestro carácter y de nuestros pecados. Paciencia, ¿ok?
- "Fui a Tribunal y un señor me trató fatal"
- "No saben donde está el documento que les entregué el otro día"
- "No cogen el teléfono y he llamado ya 5 veces"
No es normal pero a veces sucede. Paciencia.
Creo que cuando Cristo dijo lo de "sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto" más que un mandato nos estaba marcando un ideal que cada vez más se revela inalcanzable hasta que no lleguemos -Dios mediante- al cielo. Hasta entonces limitaciones y paciencia.
Mi trabajo en el Tribunal Eclesiástico en favor del matrimonio y las causas de nulidad matrimonial.
miércoles, 28 de marzo de 2012
miércoles, 21 de marzo de 2012
¿Y si ya estoy divorciado?
Hoy me han vuelto a hacer esta pregunta, y para más INRI me dice el caballero en cuestión: "Es que en mi Parroquia me han dicho que no me divorcie porque si no va a ser mucho más difícil conseguir la nulidad".
Paciencia. Veamos:
Paciencia. Veamos:
- La nulidad no se "consigue", se declara cuando del proceso se deduce con certeza moral que nunca hubo matrimonio y así lo dictaminan tres jueces y dos tribunales diferentes.
- Que uno esté divorciado o no lo esté no añade nada a la validez o nulidad de su matrimonio ante la Iglesia por lo que este hecho ni dificulta ni facilita el proceso de nulidad matrimonial, ¿estamos?
- ¡Ah!, que no se me olvide: LOS CATÓLICOS NO SE DIVORCIAN, y eso por varios motivos:
- 1º Porque no hay ninguna necesidad. La separación consigue los mismos efectos de patrimonio, custodia de los hijos, régimen de visitas, etc, que el divorcio.
- 2º Porque el divorcio incluye la "pequeña" cláusula de "y por eso Ud. deja de estar casado" y esto, lógicamente, no es válido para un católico que cree que su matrimonio -tal como lo dijo Cristo, y tal como lo prometió el día de su boda- es "hasta que la muerte les separe".
- 3º Y por esto el divorcio supone un atentado contra la indisolubilidad del matrimonio.
- 4º Lo dicho anteriormente no quita que hoy en día, por desgracia, no siempre está uno en condiciones de no divorciarse, puesto que la actual ley concede el divorcio con la sola voluntad unilateral de uno de los cónyuges, sin aducir motivo alguno y sin posibilidad de oposición por la otra parte.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Estadísticas 2011
Hace unos días tuvimos la celebración de San Raimundo de Peñaford, el patrono de los canonistas y, por tanto, de los que trabajamos en el Tribunal Eclesiástico, sacerdotes, letrados, procuradores, peritos, etc. Después de la Sta. Misa, presidida por el Sr. Cardenal D. Antonio María, tuvimos la comida y en la sobremesa, como es costumbre, se dieron los datos de la actividad del Tribunal el año pasado que en resumen y redondeando son estos:
Lo cierto es que aquí hemos trabajado una barbaridad pero me sabe a poco. ¿Cómo podríamos llegar a más gente? ¿Cómo pódríamos dar a conocer mejor la actividad de los tribunales y conseguir que más personas cuyo matrimonio quizá es nulo, que ya están separados o incluso divorciados, acudieran a este servicio de la Iglesia?
Se aceptan sugerencias...
- El año pasado se estudiaron 180 causas de nulidad, 150 en primera instancia y 30 en segunda y 9 procesos de matrimonio rato y no consumado.
- De estas causas 40 fueron completamente gratuitas, y 20 semi-gratuitas.
- El resultado de las causas de nulidad fue a favor de la nulidad en el 68 % de los casos.
- Desde el Tribunal se han resuelto más de 220 peticiones de actuaciones de otros Tribunales y se han solicitado unas 100 a otros tribunales de España y del mundo.
- Económicamente podríamos decir que ha sido un desastre -como todos los años- puesto que los ingresos han cubierto solamente un 45 % de los gastos, es decir, que el Tribunal es deficitario en un 55%. Para que luego digan.
Lo cierto es que aquí hemos trabajado una barbaridad pero me sabe a poco. ¿Cómo podríamos llegar a más gente? ¿Cómo pódríamos dar a conocer mejor la actividad de los tribunales y conseguir que más personas cuyo matrimonio quizá es nulo, que ya están separados o incluso divorciados, acudieran a este servicio de la Iglesia?
Se aceptan sugerencias...
miércoles, 7 de marzo de 2012
Defender la indisolubilidad
El matrimonio es de por sí indisoluble, así que no hay que ayudarlo en esa indisolubilidad que la quiso Dios en el principio, la confirmó Cristo con toda claridad y la Iglesia la defiende aún a costa de mucho sacrificio.
Por eso pedir la nulidad del matrimonio es simplemente preguntar a la Iglesia si aquel matrimonio se contrajo válidamente o no y en eso sí hay mucho que hacer.
El estudio lo hace la Iglesia, los tribunales eclesiásticos y la sentencia es independiente a la voluntad de los esposos, quieran o no quieran la sentencia se limita a constatar un hecho: El matrimonio fue válido o no lo fue.
En este estudio, el proceso de nulidad, hay que hacer todo lo posible para ayudar a los jueces a esclarecer la verdad, esto se hace declarando, aportando pruebas, acudiendo a exámenes psicológicos, si se piden, o señalando posibles testigos de lo que sucedió en el noviazgo/matrimonio.
Sí, hay en los cánones una figura definida con el encargo de velar por la validez del matrimonio, se llama Defensor del Vínculo: Él está presente en la causa desde el principio, a él se le comunican todos los actos procesales, él propone testigos, aporta cuestionarios, señala lo que considere oportuno respecto a las declaraciones, las pericias o los escritos de las otras partes, e incluso, en ocasiones, habla con los demandados en busca de personas que pudieran complementar los testigos presentados por aquel que busca la nulidad de su matrimonio. Sus aportaciones, lógicamente, son tenidas en cuenta muy seriamente a la hora de dictar sentencia.
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