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A los Párrocos, Rectores de Iglesias, Capellanes de Iglesias
Queridos hermanos:
“El matrimonio...
...como relación estable entre el hombre y la mujer, que en su diversidad se complementan para la transmisión y cuidado de la vida, es un bien que hace tanto al desarrollo de las personas como de la sociedad. No estamos ante un hecho privado o una opción religiosa, sino ante una realidad que tiene su raíz en la misma naturaleza del hombre, que es varón y mujer…
Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es. “El matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes... El matrimonio se funda en la unión complementaria del varón y la mujer, cuyas naturalezas se enriquecen con el aporte de esa diversidad radical”.
Con estas consideraciones, entre otras, el Episcopado quiso poner luz ante la posibilidad de sanción del matrimonio para personas del mismo sexo. Al final de la declaración, también decíamos: Es responsabilidad de todos proteger este “bien de la humanidad”.
Que la familia de Nazaret nos acompañe, nos bendiga y nos cuide.
Fraternalmente,
Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires
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