Reproduzco aquí un fragmento del estupendo libro de Rosa Corazón "Nulidades Matrimoniales":
UN CASO DE NULIDAD MATRIMONIAL POR ALCOHOLISMO Vino ella a mi despacho, acompañada de su padre. Me contó que se había casado hacía 8 años y tenía 3 hijos pequeñajos. Y había llegado a un punto de no poder soportar más a su marido, hasta su olor le repelía, porque huele a alcohol, me dijo cambiando el tono de voz. Había intentado salvar su matrimonio, pero ya se daba por vencida. Había sufrido mucho. El marido era un irresponsable en su trabajo, como también había sido un irresponsable con sus estudios, sin lograr terminar la carrera de empresariales, cosa que ocultó hasta después de la boda. Ahora se dedicaba a sus negocios porque había montado su propia empresa, pero ella no sabía bien ni el trabajo de su marido, ni con el dinero que se podía contar para la casa. El se gastaba mucho dinero en alcohol. Le pregunté: ¿pero durante el noviazgo no te diste cuenta que él bebía? El padre de ella me respondió: durante el noviazgo él la dejaba en casa a las 10 de la noche; y nos decíamos: “¡fíjate que chico tan formal, comparado con lo que hay por ahí..!”. Lo malo es que a las 10 de la noche, él se iba de juerga con la botella y sus amigos”. La hija me contestó, como ya me han respondido en otras muchas ocasiones: Yo sí me di cuenta de que a él le gustaba mucho beber, hasta lo vi borracho en varias ocasiones antes de casarme; pero yo me decía: “como nos queremos, esto se arreglará en cuanto nos casemos. Yo conseguiré que cambie, yo le haré cambiar”. En una ocasión él sí reconoció que bebía; pero en otras muchas lo negaba o se autodenominaba simplemente “un bebedor social” o decía que bebía por evasión y que podía dejar de beber en cuanto quisiera. Lo malo es que nunca quiso o nunca lo demostró. Otro día, estando los dos en el coche con los chiquillos en el asiento de detrás, él sacó de debajo de su asiento una botella y sus videos pornográficos; entonces ella se acercó a él y le dijo bajito señalando los videos pornográficos: “como corrompas a los niños con esto, te rajo”. El tampoco era de fiar en el aspecto económico: le había engañado muchas veces, y en una ocasión hasta le llegó a quitar todo el dinero que ella tenía en su cuenta corriente para prestárselo a sus amiguetes del bar que, por supuesto, nunca recuperó. Y ya eran tantas las veces que le había mentido, que me dijo: “no puedo más”. Consiguió que él fuera un par de veces al psiquiatra, pero sin hacerle ningún caso, porque - decía - “yo no lo necesito, eres tú la que lo necesitas. Yo puedo dejar de beber en cuanto me dé la gana”. Lo malo es que nunca le dio. La esposa y yo fuimos a hablar con el psiquiatra y nos comentó que, con sólo dos entrevistas que había tenido con él, no podía decirnos si el esposo tenía algo psíquico que le producía gran sufrimiento y era lo que le había llevado al alcohol o, por el contrario, era el alcohol el que le había ocasionado ese deterioro psíquico que ahora tenía. El psiquiatra nos dijo que el alcohólico pierde hasta su identidad sexual, pudiendo llegar a actos de homosexualidad, como así había ocurrido. Ella tenía, tal vez, una conciencia muy estricta, de excesivo rigor y me había dicho: “yo no puedo ir a un procedimiento de nulidad matrimonial, porque yo sí me casé: yo sabía con quién me casaba y yo quería casarme con él. Yo no puedo ir a una nulidad, porque yo me casé”. Le contesté: “el matrimonio es un vínculo que une a dos personas: un solo vínculo, y para que exista ese vínculo es necesario que los dos os hayáis casado. Si él no se casó por ser incapaz para el matrimonio, tú tampoco estás casada. En un matrimonio, o se casan los dos o ninguno se ha casado”. Pero noté que ella no llegó a entenderlo del todo. Pasados los años me enteré que ya no pudo aguantar más y que había abandonado la fe, tirándolo todo por la borda y que ahora estaba liada con otro hombre. Sentí que, en su momento, ella no hubiera ido a un procedimiento de nulidad matrimonial.
He tenido varios casos de alcoholismo del esposo y sólo dos de alcoholismo de la mujer. Los expertos dicen que aún es más grave, y más difícil conseguir salir de él, cuando se trata de una mujer. En todos los casos de alcoholismo, tanto la vida de la persona que lo padece como la de los que están a su alrededor es prácticamente ¡un infierno! Es imprescindible reconocerse alcohólico y recibir ayuda ajena para poder abandonar ese mal hábito destroza existencias. Tengo muy buena experiencia de asociaciones de ayuda para alcohólicos, que son sin ánimo de lucro y su ayuda es gratuita. He conocido hijos de padres alcohólicos que, en mayor o menor medida, acaban siendo alcohólicos a pesar de haber visto la vida de inmenso sufrimiento de su madre y conocer en lo que ha acabado su padre. Pero también he conocido hijos de padres alcohólicos que se niegan rotundamente a beber ni una sola gota de alcohol, porque ¡ya han visto bastante!
¿PUEDE SER CAUSA DE NULIDAD DE UN MATRIMONIO CANÓNICO EL ALCOHOLISMO DE UNO DE LOS CÓNYUGES? Sí, es posible. Estaría dentro de los supuestos contemplados en el canon 1.095,3 del Código de Derecho Canónico, que establece: “Son incapaces de contraer matrimonio: quienes no pueden asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psíquica”.
PERO SI ANTES DE CASARSE YA SE CONOCÍA EL ALCOHOLISMO, ¿PUEDE SER NULO ESE MATRIMONIO? Sí, pero hay que saber distinguir entre Nulidad Matrimonial por incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio y por engaño doloso.
¿EN TODOS LOS CASOS DE BODA CON UN ALCOHÓLICO ESE MATRIMONIO ES NULO? No, desde luego. Se precisa que el cónyuge ya sea alcohólico cuando prestó el consentimiento matrimonial, que su dependencia del alcohol sea hábito y tenga el carácter de grave. Habrá que demostrar que ese alcoholismo hace, al que lo padece, incapaz de ser buen esposo y buen padre.