En lo que concierne a las nulidades matrimoniales entendidas como el juicio de la Iglesia sobre la validez de un sacramento, la actividad jurisdiccional de la iglesia no puede separarse, evidentemente, de lo que es el centro de su vida y de su misión: la persona de Jesucristo hecho carne en Belén y muerto en la Cruz en el Calvario para la salvación de los hombres.